(Photo by Hector Vivas/Getty Images)

Por fin, la cansada eliminatoria de CONCACAF ha llegado a su fin, y la Selección Mexicana nos ha entregado cuentas aceptables, clasificando sin contratiempos y registrando un paso relativamente tranquilo, lo cual, comenzaba a ser un dolor de cabeza cada cuatro años.

El clima popular es mezclado, hay quienes se basan en los números para respaladar el trabajo de Juan Carlos Osorio, y otros están muy molestos por las formas y uno que otro resultado fuera del hexagonal que se ha padecido. Por lo pronto, veamos qué fue lo que nos dejó la participación del TRI en estos diez partidos decisivos.

Efectividad

El punto positivo es que los ofensores han estado en un nivel superlativo cuando su equipo más lo ha necesitado, y vaya que lo necesitaron, ya que a diferencia de lo que los números dicen, hubo momentos de apremio que se supieron resolver de buena manera aprovechando jugadas cruciales que cambiaron el destino de los partidos.

Manejo de resultados

La mayor parte del boleto se juega en casa, pero el tener una estrategia ideal para visitar canchas tan complicadas como Columbus o San José es fundamental, y eso, precisamente, fue de lo que mejor hizo el TRI durante este hexagonal, sacando puntos en estadios donde hacía mucho no se sumaba, «haiga sido como haiga sido», pero se manejaron bien los resultados.

Defensiva endeble

Esta característica no es sólo del Hexagonal, sino en general del equipo mexicano, ya que da lo mismo quién sea el entrenador que se siente en el banquillo, la defensiva es muy blanda y peor cuando le estás metiendo tanta mano a los defensores con las rotaciones, por consecuencia, los arqueros son quienes terminan sacando las papas del fuego, y todo indica que eso no va a cambiar de aquí rumbo a Rusia.

Prohibido autocriticarse

Esto preocupa siempre, de hecho, es un cáncer que no ha dejado de presentarse en cada proceso mundialista, donde hemos visto que hasta gente tan sensata como Javier Aguirre se niega a tocar a su propio equipo ni con el pétalo de una rosa.

En Honduras, la Selección Mexicana dio un partido desastrozo en muchos sentidos, y la única declaración de Osorio es que está muy orgulloso de ellos y no resalta lo que se está haciendo mal. Lo anterior tiene una explicación sencilla, no conviene hablar mal de este «producto» por cuestiones comerciales, es evidente que hay una línea desde arriba para no hacerlo y «lavar la ropa sucia en casa».

Conclusiones

Es muy fácil clamar por la cabeza de Osorio y subirse al «hype» de aquellos medios que lo quieren fuera, y también es muy fácil ponerse de lado porrista que se concentra en «los datos duros» de que se clasificó fácil y sin sobresaltos.

La realidad es que no hay razones para echarlo en este momento, y menos con lo cercano de la Copa del Mundo, además, que no nos vengan a vender piñas, ni aunque se planee traer a Joachim Löw o Vicente del Bosque se va a hacer un papel distinto, tanto con el colombiano como con otro entrenador siempre es la misma historia, ese es el nivel que se tiene y para lo que alcanza; el TRI ha mostrado carencias similares proceso tras proceso, las cuales no se van a corregir en seis meses.