Héroe: Nahuel Guzmán
Qué diferente hubiera sido esto si el resultado final hubiera sido para Rayados, ya que todo mundo lo crucificó tras el error en la final de ida que le dio la ventaja al equipo contrario, incluso, por ahí hasta se le hubiera achacado su responsabilidad en el gol de Dorlan de este domingo. Sin embargo, Tigres resistió los embates de Monterrey y gran responsable de ello fue el meta argentina, que supo sobreponerse y terminó siendo factor en los momentos más espinosos del partido.
De esta forma, Guzmán se adjudica otro título de liga y sigue confirmánose como una de las piezas clave del esquema de Ferretti.
Héroe: Francisco Meza
Héroe anónimo e inesperado, esta sí no la veíamos venir ni de chiste. El central colombiano entró como emergente tras la ridícula expulsión de Hugo Ayala en la ida, hecho que muchos pensamos sería determinante para Tigres, pero no precisamente por el lado positivo.
El defensor terminó, por cosas del destino, jugando el partido más importante de la temporada, y acabó anotando el tanto que significó el título para los felinos. Pero quedarse con ese análisis sería muy pobre, ya que Meza dio el partido de su vida, multiplicándose en zona defensiva y luciendo como un verdadero muro ante las intentonas de la mejor ofensiva del campeonato. Mención honorífica.
Villano: Hugo González
Ay Huguito, no puede ser, después de la gran temporada que había tenido con Rayados, dando confianza y seguridad en el marco, se vino a equivocar en el peor momento, ya que Monterrey había iniciado la final pegando con todo, bien enchufados y arriba en el marcador, y ese gol que se comió fue el despertar felino que terminó dejándolos en el piso sin reacción.
Si bien el resto del duelo volvió a su nivel de confianza, el daño ya estaba hecho, y el joven arquero mexicano deberá aprender de esta noche trágica, ya que potencial tiene y de sobra.
Villano: Avilés Hurtado
No hay más, Avilés Hurtado será el nombre que quedará marcado en la mente de todos los aficionados Rayados a los que les hagan burla de aquí a la eternidad.
La realidad es que la presión que había sobre el delantero era enorme, no cabe duda que todos los fantasmas del pasado se posaron sobre su humanidad y terminaron venciéndolo a la hora de cobrar la pena máxima que enviaba el duelo a la prórroga.
Al final, hay que aplaudir los pantalones de Avilés para tomar la pelota, porque es bien sabido que a este equipo le da miedo cobrar penales, y por esa misma fobia, terminaron cayendo derrotados.