Morelia, Santos, así como León obtuvieron su boleto a Libertadores 2014 por haber sido los mejores de México en el Apertura 2013 (quitando a América, Cruz Azul y Toluca que clasificaron a Concachampions). En teoría, eran los mejores representantes que podría tener el futbol nacional, pero la irregularidad que vive el balompié de nuestro país ha causado una temprana eliminación de la Copa, y en esta ocasión no fue por culpa del arbitraje ni por falta de seriedad, sino la verdadera razón fue la escasa capacidad de directivos, jugadores, técnicos, afición y hasta de medios de comunicación.
Año tras año renace la ilusión de ver a algún equipo de la Liga Bancomer Mx coronarse como el mejor del continente, sin embargo la realidad es que en las últimas ediciones no se ha estado lo suficientemente cerca de lograrlo.
En 1998 fue la primera aparición de México en el torneo organizado por CONMEBOL, desde entonces han sido 17 ediciones en las que los aztecas no han podido conseguir la gloria. Lo más cercano que se ha estado de ganar la Libertadores ha sido en 2001 (Cruz Azul cayó en la Final ante Boca Juniors) y 2010 (Inter de Porto Alegre se coronó imponiéndose a Chivas en la serie definitiva).
Fuera de lo anterior, lo demás han sido frustraciones, decepciones y reveses para el futbol mexicano, muchos en gran parte por qué no se valora la Copa Libertadores. Expongamos las diferencias.
En Sudamérica, las directivas exigen a sus técnicos y jugadores dar todo en el torneo continental, además organizan mosaicos para alentar y convertirse en el importante jugador #12. En México, los dirigentes permiten que técnicos como Ricardo Ferretti manden a una escuadra mezclada de jóvenes con suplentes. El problema no es económico, ya que la Liga de México es la segunda con mayor valor monetario del continente (solo por detrás de Brasil), la cuestión pasa por la ineficiencia, la falta de talento para sacarle el mayor provecho a estos recursos.
Además, muchas veces se empalma la Liguilla con la Ronda Final de la Libertadores, síntoma de la mala calendarización de Justino Compéan, Decio de María y compañía.
En Sudámerica, los técnicos tienen como principal objetivo un gran papel en el certamen copero, con experiencia manejan los tiempos del partido, entienden la importancia del gol de visitante, llegan hasta los límites de un estilo de juego feo pero efectivo, motivan y transmiten a sus jugadores el hambre de triunfo.
En Sudámerica, la afición vive con enorme intensidad y pasión la Libertadores, espera el partido con ansía, comprenden que deben intimidar al rival, ve el duelo como una batalla futbolera entre países por lo que se enaltece el nacionalismo y la patria. En México, muchas veces no se llenan los estadios o no se apoya incondicionalmente los 90 minutos.
En Sudámerica, los medios de comunicación han llegado a hacer previa de los partidos hasta 6 horas antes del silbatazo inicial, en México muchas veces no se le da un cobertura acorde a lo que realmente representa la Libertadores.
En Sudámerica, la mayoría de los jugadores mueren por jugar la Copa Libertadores, por ende dejan todo en la cancha en cada partido como si fuera el último, están concentrados los 90 minutos, son cancheros, se sacrifican, muestran entrega, valoran el roce, adquieren experiencia, y lo más relevante, saben que una buen papel les puede abrir la puerta para emigrar al viejo continente. En México, hemos sufrido varios goles en últimos minutos que han costado eliminatorias, se da el exceso de confianza, varios futbolistas se han quejado de lo pesado que son los viajes (lo ven como un castigo), sin olvidar que varios elementos ven la Copa como un torneo más en su carrera.
Sí, los árbitros han evitado en algunas ocasiones mayores logros, pero ha estas alturas ya deberíamos asimilar que hay justas que jugamos contra 12, por lo que el esfuerzo debe ser doble.
Molesta porque en México hay potencial para ganar el torneo de clubes de más prestigio en el continente.