(Photo by Hector Vivas/Getty Images)


De todos los equipos de la Liga MX, los Pumas de la UNAM es uno de los que más han llamado la atención y creo que esto se debe a que para este torneo Clausura muchos esperábamos que estaría peleando en los últimos lugares de la tabla, tal y como venía siendo costumbre desde hace algunos torneos. Sin embargo, nos sorprendió a todos con una buena racha de resultados en las primeras seis jornadas del torneo, no solamente obtuvo puntos, también practicó un buen futbol.
Esto hizo que nos preguntáramos si los Pumas eran realmente tan buenos y comenzó a crecer la expectativa sobre cuánto tiempo podrían mantener esta casi irreal racha de resultados. Y el equipo llamó más nuestra atención cuando en la jornada doble acumuló dos derrotas al hilo contra equipos que en el papel no se suponía que fueran gran problema para el juego que venían realizando.
Este contexto hizo que reventara el debate sobre los universitarios, sobre cuál era el verdadero Pumas, ¿el equipo que además de ganar, gustaba o el que sufrió dos derrotas al hilo, y una de ellas una estrepitosa goleada?

Pumas fue real

Pumas se armó muy bien para este torneo, si comparamos su plantilla actual con la del torneo pasado, es normal que haya mejorado considerablemente, este me parece un equipo bien planeado, con jugadores veloces por los costados como Gallardo y el regreso de Barrera, también se reintegró Fuentes, Nico Castillo no se ha lesionado y sin mencionar que por fin le trajeron un socio de buen nivel como lo es Alustiza.
Es verdad que no es el mejor plantel del torneo, ni fue el equipo que mejor futbol practicó durante las primeras fechas, pero sí un equipo lo suficientemente fuerte para ser competitivo en liguilla.
No hay que caer en el discurso de que Pumas fue un espejismo o sólo tuvo golpes de suerte cuando obtuvo el liderato, en ese momento este equipo era real porque no solamente obtuvo las victorias, también jugó bien, tuvo contra Tigres una prueba muy importante y ganó de forma justa y con autoridad.
Y aunque el equipo se armó para dejar atrás los últimos lugares y para entrar a liguilla, dudo mucho que se hayan imaginado tanto cuerpo técnico como jugadores estar en los primeros lugares y tan rápido.

No hay una crisis

Pumas ha recibido seis goles en los últimos dos partidos, los mismos que había recibido en contra hasta la jornada 6. Sí, ya sé que esto puede sonar escandaloso pero creo que ni los primeros resultados ni estas últimas dos derrotas, hayan reflejado el real juego practicado por los universitarios.
Aunque estoy seguro de que Pumas sí mostró un potencial real en las primeras fechas, tampoco estaba jugando tan bien como para ser considerado el mejor del torneo. Durante su buen inicio de torneo el equipo también tuvo dudas, por ejemplo contra Lobos en la jornada 4, donde el equipo de Puebla fue mucho mejor y los Pumas no perdieron de milagro.
En cambio en su último partido contra Xolos el primer gol en contra fue un error de Arribas, el segundo un error de Alustiza y el tercero un penal que no debió marcarse. Errores muy puntuales que desembocaron en un marcador que a mi parecer no fue justo.
Creo que el partido contra Veracruz es donde hemos visto una de sus peores actuaciones y lo atribuyo a un exceso de confianza. En ese juego se vio un desajuste en las líneas, en la presión, en hacer dos contra uno, morder en toda la cancha, en lo que le había dado resultados a Pumas a lo largo de las primeras jornadas.

Conclusión

Puede que Pumas se haya mareado en un ladrillo. No es tan malo como para perder  4-1 ni para perder con Veracruz, así como tampoco era tan bueno como para ganarle a todos, incluyendo a equipos más poderosos.
Creo que subestimó a Veracruz y en el partido contra Xolos errores muy puntuales lo llevaron a perder de esa forma, así que no creo que entre a una mala racha y se caiga estrepitosamente. Pumas sí tiene un equipo sólido, un equipo lo suficientemente fuerte para entrar a liguilla pero hasta ahí, no creo que le alcance para ser el gran candidato.
Pumas recibe a un desesperado Guadalajara y si gana (que es lo más lógico) se calma esa pequeña inquietud que había crecido tras las derrotas y no pasará de haber sido una mala semana.