Decepción, sorpresa, tragedia, llámenlo como quieran, el punto es que Brasil, la selección favorita al título en el Mundial de Rusia, quedó eliminada, pero si era la candidata, ¿entonces qué salió mal? Tratemos de responder la cuestión a continuación.
Inexperiencia
Aquí el primer punto para que un equipo aspire a ser campeón y no es que el conjunto brasileño no contara con hombres de jerarquía, porque Tite en el banquillo era el claro ejemplo de ello, me refiero a que en el terreno de juego se notó lo escueta que aún estaba la mentalidad del equipo, porque justo cuando creíamos que la eliminación sufrida de hace cuatro años quedó olvidada y veríamos a un Neymar maduro liderando al equipo vimos otra cara.
Fuera de Thiago Silva, Marcelo y Fernandinho, el Scratch no contó con un jugador que realmente fuera el líder del campo en situaciones difíciles y Neymar vino de menos a más, pero al final sucumbió a la desesperación y terminó por mermar a un conjunto que si bien tenía mucho talento en la cancha, poseía nula experiencia en salir avante de escenarios adversos y el claro ejemplo fue que nunca pudo manejar los tiempos del partido.
Pocas ideas
Otro de los factores de la eliminación de los sudamericanos fueron las limitaciones exhibidas en sus últimos partidos, ya que sufrió de más contra Costa Rica o México y al final con Bélgica. El famoso “jogo bonito” de Brasil realmente nunca regresó y si lo hizo fue a cuenta gotas que con rivales de mayor calibre no fue suficiente y jamás aparecieron otros recursos futbolísticos más allá de las individualidades, sumado a que Bélgica supo explotar las condiciones del partido en los momentos indicados. Esa es la gran diferencia entre una selección joven que no sabe como jugar en situaciones complicadas y la que sí lo hace teniendo otras vías más allá del regate y el prestigio de una camiseta y Brasil se topó con su realidad.
Es por eso que algunos podrán alegar que Francia, haciendo una comparación entre ambos conjuntos, siendo una selección muy joven pudo doblegar a una Argentina que era experiencia pura y además tenía a Messi, entonces cómo es que Brasil estando igual de “verde” no pudo alcanzar la meta, la respuesta es simple con solo ver jugar a los galos, ellos cuentan con un arsenal de opciones tanto en ataque como defensa y no dependen de un solo hombre o de su talento individual, mismo que ha salido a flote para demostrar que está listo cuando se necesite, pero no se prioriza por encima del juego en equipo, tan sencillo como eso.
Factor Neymar
Y si a Brasil no le funcionó su juego colectivo para abrir la defensiva belga, entonces su último recurso fue apelar a su magia, esa característica que todos los jugadores brasileños poseen en los botines, pero sobre todo uno: Neymar, el diez de la canarinha fue el hombre señalado con la responsabilidad de marcar diferencia y meter a su país a la siguiente ronda, pero nunca apareció ya sea porque sus intentos fueron bien detenidos o porque sus polémicas actuaciones durante las faltas lo condicionaron para no jugar libremente con una amarilla encima. Como sea Neymar demostró que todavía no está listo para entrar a la gloria eterna del futbol y cuando un jugador guía del equipo como él no lo está, los demás tampoco, por lo que podemos concluir que esta selección brasileña no avanzó a semifinales y fracasó en Rusia porque no alcanzó su tope máximo de juego, claro que es mejor que la selección del mundial pasado y seguramente tras esta experiencia lo será para la próxima edición porque posee todo para serlo, solo le falta concentrarse en eso que ellos mismos acuñaron como juego en equipo, sin forzar nada porque no hay excepciones en el futbol ni siquiera para el pentacampeón.