DE CONTENDIENTES A PRETENDIENTES


Entrando a la jornada seis, el equipo originario de Wisconsin además que perfilaba para una temporada invicta, de acuerdo a estadísticas tenía un porcentaje del 96% para ganar su división, dado que los Vikingos con su mísero 2-2 difícilmente podrían aspirar a algo más que a la lucha por primeras selecciones colegiales. Green Bay le ganó con dificultad a San Diego permitiendo un circo aéreo de Philip Rivers, posteriormente la semana de descanso brindaría a Mike McCarthy tiempo de reunir sus piezas y ajustar tuercas con miras a un aguado pero invicto equipo de Denver.
El partido pintaba para ser un trámite y si no pregúntenle a las Vegas que favoreció a GB sobre el local, hecho prácticamente inusitado cuando Manning está bajo el centro de mando. El resultado estuvo acorde a la tónica de la liga: los Cheeseheads fueron vapuleados y Rodgers no pudo llegar siquiera al centenar de yardas. “Todo aquello se entiende, la defensa de Denver es la mejor de la liga y más cuando juega de local”, decían algunos comentaristas, pero el declive se divisaba desde la jornada cinco donde se le ganó a San Luis con lo mínimo.
El siguiente juego sería contra el invicto Carolina en Charlotte, momento para bajar de su nube a ese equipo sin chiste. Al final después de una penosa primera mitad donde los muchachos de Cam Newton vulneraron la defensa de Matthews, Green Bay por poco logra una victoria que se recordaría por muchos años; no obstante, una intercepción de Rodgers en zona roja, acabó con el pedazo de historia.