La participación de la Selección Mexicana en el Mundial sub-20 de Nueva Zelanda llegó rápidamente a su fin. El conjunto mexicano perdió sorpresivamente ante Malí, obtuvo una victoria agónica ante Uruguay y fue borrado de la cancha por los serbios. Ciertamente esta actuación debe ser considerada como un fracaso ya que una potencia en categorías inferiores, como lo es México, no puede permitirse quedar eliminado en fase de grupos.
El principal responsable de este fracaso es Sergio Almaguer, un entrenador que tras dos Mundiales sub-20 no ha entregado buenas cuentas, a lo ocurrido en Nueva Zelanda hay que sumarle lo que pasó en el Mundial de Turquía hace dos años, donde solo consiguió una victoria a cambio de tres derrotas y una eliminación ante España en octavos de final.
En ambas ocasiones Almaguer tomó procesos exitosos que dos años antes habían conseguido un campeonato y un subcampeonato sub-17 respectivamente, hizo cambios innecesarios, dejó de convocar a piezas importantes (como Carlos Fierro y Carlos Guzmán en el primer proceso, y Salomón Wbias y Pedro Terán en el segundo) y no supo aprovechar el talento reunido en su equipo (Tecatito Corona y Ponchito González en 2013 y Pineda, Gutiérrez y Lozano ahora), incluso se dio el lujo de mandar a la banca a su mejor portero, Raúl Gudiño, quien está a punto de ser comprado por el Porto.
En vista de las circusntancias, la FMF debería optar por otro tipo de técnico para la sub-20, uno que sepa respetar los procesos que llevan los jóvenes desde la sub-17, que esté mucho más enterado del universo de futbolistas que tiene a su disposición, que sepa sacarle el máximo potencial a cada jugador, que los conozca y no les invente posiciones, que les transmita carácter a sus dirigidos pero al mismo tiempo que maneje un bajo perfil, un hombre «institucional» que pueda asegurar continuidad en su trabajo y que no deje a la Selección en cuanto aparezca la oferta de algún club. He aquí algunos que pueden reunir ese perfil: