América y la disculpa pendiente
América se murió con la suya y no podía ser de otra forma, quedó demostrado durante todo el 2016 que este equipo no tenía forma de jugar distinto o «más vistoso» como algunos demandan debería lucir un equipo de la grandeza de las águilas, pero esa no es la razón por la que la directiva azulcrema debería pedirle perdón a su afición, sino por la manera de agonizar en los torneos donde estaba más obligado que nunca a ser protagonista. El título de Copa era decorativo pero obligatorio, el Mundial de Clubes un sueño guajiro donde debían demostrar su evolución y la gran final de la Liga, debía ser la cereza de un pastel que jamás terminó por cocinarse. Al final, el americanismo se queda con una Concachampions de consolación y un montón de excusas por parte de La Volpe y de Peláez, quien por cierto, debería bajarle un poco al volumen de sus declaraciones y ser humilde ante la derrota. En su Centenario, América le quedó a deber a todos, que no olviden que sólo se cumplen 100 años una vez en la vida.