El famoso Super Bowl hangover es una realidad en los Philadelphia Eagles. Después de haber dominado la liga en la temporada regular en 2017, de ir contra todo pronóstico mostrándose como los underdogs que al final nunca fueron y de vencer a Tom Brady en el Gran Partido con el quarterback suplente, Nick Foles, la brillantez en la franquicia del Lincoln Financial Field se ha ido.

EL EFECTO WENTZ

Con la lesión de ruptura de ligamento cruzado del QB Carson Wentz a finales de la campaña anterior, Philadelphia parecía que perdía completamente sus esperanzas para aspirar a ganar el Super Bowl. Sin embargo, Nick Foles salió en plan grande a lo largo de los playoffs así como la buena defensa del equipo –liderada por la temible línea defensiva– y sorprendieron a todos para levantar el trofeo Vince Lombardi en el US Bank Stadium de Minnesota. Al inicio de la presente campaña, Foles mantuvo el puesto de QB titular en los primeros dos encuentros y se fue con récord de 1-1.
Desde la semana 3, Wentz se recuperó de la terrorífica lesión en la rodilla y regresó para enfrentar a los Indianapolis Colts. A partir de entonces, la marca del equipó se colocó 3-4. Después de que se consiguiera la máxima gloria el ciclo anterior, el comienzo a prácticamente la mitad de la presente campaña es un verdadero fracaso.
Al momento, el quarterback de tercer año egresado de la Universidad de North Dakota State se ha visto como en su año de rookie, en el que fue decente pero nada espectacular, contrario a su segunda temporada como profesional en la que estuvo muy cerca de quedarse con el premio al Jugador Más Valioso, de no haber sido por su lesión. Eso, está provocando que los Eagles no estén siendo igual de sorprendentes que en 2017.

EL JUEGO TERRESTRE

La campaña anterior, Philadelphia adquirió a la mitad a Jay Ajayi desde Miami. Su presencia, junto a la de LeGarrette Blount, crearon un equilibrio muy bueno que le quitaba presión a Carson Wentz y, posteriormente, a Foles. Además, el novato Corey Clement cubrió la baja de Darren Sproles como corredor-receptor. Para este año, Blount se fue a los Detroit Lions, Ajayi sufrió la misma lesión que Wentz y se perderá lo que resta del año –con posibilidad de cambiar de equipo para la siguiente temporada pues entrará a la Agencia Libre– y Corey Clement y Wendell Smallwood no han producido para nada lo que estos dos hacían.
Sproles está muy propenso a lesionarse, Clement y Smallwood, como lo han demostrado, funcionan mejor en el juego aéreo –quizá Clement ha mostrado mejores calidades a la hora de correr, pero no ha sido espectacular aunque empezará a tener más acarreos ahora que está sano sin Ajayi en el backfield– y sería darle más responsabilidades al novato de Notre Dame, Josh Adams, para ver si puede ser el reemplazo del excorredor de Miami. Por ahora, es un problema progresar sin un juego terrestre establecido.

CUERPO DE RECEPTORES

Alshon Jeffery está de regreso y se está convirtiendo, nuevamente, en el principal objetivo de Wentz por aire. Sin embargo, él no puede ser el único elemento constante en la posición de receptor. Nelson Agholor ha sido importante sólo en pases largos –los cuales no siempre se presentan– y, por falta de otro elemento con capacidad suficiente para sacar de apuros a su quarterback, Zach Ertz ha sido un elemento principal por aire. Asimismo, el novato Dallas Goedert (primera selección de los Eagles en el Draft; jugador de segunda ronda egresado de la Universidad de South Dakota State) ha tenido que mezclarse en las estadísticas por aire.
Sin la misma ayuda que le dieron sus receptores a Wentz el año pasado (además, Mack Hollins, uno de los receptores bajo-el-radar que le ayudaron a Carson la campaña anterior, fue colocado al principio del año en la lista reserva de jugadores lesionados y podría regresar más adelante en la temporada), es complicado que se mantenga la línea de la temporada de oro.

TIEMPO DE SU DEFENSIVA EN EL CAMPO

Por las complicaciones ofensivas que se mencionaron anteriormente, Philadelphia ha tenido dificultades para permanecer con la posesión del balón de forma recurrente. Esta situación, provoca que la defensiva, la cual se mantiene con alta calidad, esté cansada y no pueda aguantar todo el tiempo.
Esto se mostró en la semana 7 ante los Carolina Panthers. Teniendo la ventaja de 17-0, los Eagles no se vieron nada bien manteniendo el resultado y entregaban el balón constantemente. Tras esto, Cam Newton aprovechó el desgaste de la defensiva y terminó completando el comeback de 21-17.
Con lo mismo –y por si fuera poco–, los Eagles perdieron por lo que resta del año al defensive end de segundo año (y primera selección en el Draft de 2017, egresado de la Universidad de Tennessee) Derek Barnett, quien se someterá a cirugía de hombro y fue colocado en la lista reserva de jugadores lesionados. Esto marcó una nueva mala noticia para los que se encuentran en segundo lugar de la división este de la conferencia nacional (lo cual no es tan mala noticia al ver que su sector está bastante débil en la presente campaña).

BALTIMORE RAVENS 2.0

Tras la campaña 2012, en la que los Ravens se proclamaron campeones ante los San Francisco 49ers en New Orleans, los de John Harbaugh se perdieron los playoffs del año siguiente. Además, después de que Joe Flacco fuera nombrado el MVP de dicho partido, tuvo una campaña para el olvido.
Al momento, esa situación se está repitiendo con Philadelphia. Wentz afectado con la lesión, la ofensiva no progresa, su defensiva no puede salvar a cada rato los errores de la misma y por ahora tienen marca negativa. Contrario a los Ravens que tuvieron a unos poderosos Pittsburgh Steelers en su resaca de Super Bowl, los Eagles tienen una división mucho más cómoda para revertir la actual situación.
¿Qué tan capaz será Doug Pederson para regresar a Philadelphia a la contienda?