La semana pasada fue quizá la más importante de esta década en la lucha libre estadounidense con dos movimientos cruciales: la irrupción de AEW Dynamite los miércoles y la transmisión de SmackDown los viernes, convirtiéndose ahora en la marca más importante de WWE después de 20 años siendo “la segundona”.

WWE se ha visto obligado a mejorar su producto e indudablemente la primera emisión de SmackDown fue una de las mejores que ha tenido el programa desde su creación, con un nivel propio de pago por evento.

Con ese salto cualitativo, Hell in a Cell pintaba para ser el mejor PPV (Pay per view) del año; por desgracia no fue así. ¿Qué le faltó a Hell in a Cell para convertirse en el mejor evento del año y por qué no lo consiguió? Analicemos.

Hell in a Cell inició viento en popa

Sasha Banks y Becky Lynch dieron una gran lucha; explotaron como en pocas ocasiones las posibilidades que brinda la celda infernal y crearon situaciones que quedarán marcadas en la memoria de los aficionados por mucho tiempo: como la silla montada con kendos y otra más colgada de la reja.

A esto siguió un Tornado Match (modalidad que este redactor sólo recuerda haber visto en videojuegos de WWE). Lo interesante fue que era una batalla que daba seguimiento a una rivalidad cocinada desde meses antes, algo que no se hacía desde hace años. Con ese trasfondo, hubo mesas de transmisión destruidas y violencia al por mayor; distó por mucho de ser un combate aburrido.

Hasta este punto parecía que el PPV estaría por encima del resto de los pago por evento que ha tenido WWE en el año; lo extraño es que el cartel sólo tenía cuatro luchas anunciadas hasta el término de SmackDown y dos ya habían transcurrido. ¿Qué iba pasar con las demás?

Luchas de relleno: una apuesta arriesgada

Al final, Hell in a Cell presentó siete combates; cuatro anunciados hasta el viernes por la noche y estas tres que rellenaron el cartel: Chad Gable contra King Corbin; Alexa Bliss y Nikki Cross contra las Kabuki Warriors, y la más extraña de todas: The OC (AJ Styles, Luke Gallows y Karl Anderson) contra The Viking Raiders y un luchador sorpresa (que terminó siendo Braun Strowman, al más puro estilo de Triple A).

Esas luchas de relleno sobresalieron por dos factores: el nivel de la batalla y el trasfondo de la rivalidad. En el caso de Chad Gable y King Corbin, se trató una revancha de la final de King of the Ring, dando seguimiento a una muy interesante rivalidad.

En las otras dos batallas hubo momentos muy interesantes: como el green mist que lanzó Asuka, recordando los viejos tiempos de Tajiri (algo que tomó a toda la arena por sorpresa); y el nocaut que Braun Strowman le propinó a AJ Styles.

Estos buenos momentos demuestran con claridad una cosa: los escritores de WWE están trabajando como hace muchísimo no lo hacían, con historias efectivas y muy interesantes al punto de conseguir un buen resultado en luchas efectuadas sin anticipación.

¿En qué momento se cayó Hell in a Cell?

El buen ritmo que había tenido hasta ese entonces el pago por evento nos hacía pensar que el duelo estelar tendría el mismo nivel; sin embargo no fue así.

La batalla entre Seth Rollins y Bray Wyatt sólo fue interesante porque dejaron la luz roja. La idea de poner a Wyatt como un monstruo invencible recibiendo más de diez (¡más de diez!) finishers consecutivos por parte de Seth Rollins simplemente coloca al barbado como un luchador inflado y sobrevalorado.

Por si fuera poco, lo que parecía ser uno de los mejores trabajos por parte de los escritores en fácilmente un lustro (o quizá más) terminó yéndose a la basura descalificando a Seth Rollins por el uso de un mazo, ¡en una celda infernal, después de utilizar una caja de herramientas!

Ahí el equipo creativo la cruzazuleó.

Todo iba bien, hasta que llegó el combate final. WWE tenía todo para demostrar que finalmente había despertado de su letargo y estaba listo para despedazar a AEW; pero el combate estelar evidenció que todavía hay cosas que el equipo creativo debe pulir pues no es posible ir de lo sublime a lo grotesco en apenas una sola noche. A Hell in a Cell falló porque su combate estelar no fue capaz de mantener la altura del resto de batallas en el cartel.