Novak Djokovic no muestra signos de permitir un cambio en el panorama del tenis en el corto plazo. Dio la sorpresa al derrotar al #1 del mundo y favorito del torneo, Carlos Alcaraz, quien es ampliamente considerado como el jugador listo para heredar el manto de Djokovic y llevar adelante el deporte durante la próxima década o más. Desafortunadamente, este partido tan esperado no cumplió con las expectativas, lo cual es decepcionante considerando que los dos sets iniciales demostraron el inmenso potencial de este enfrentamiento.

El peso de la reputación de Djokovic y la magnitud de la ocasión tuvieron un profundo impacto incluso antes de que comenzara el partido de semifinales. Carlos Alcaraz, abrumado por una inmensa presión y tensión, experimentó calambres debilitantes en todo el cuerpo que finalmente lo llevaron a no poder actuar en el tercer y cuarto set, mostrando una ausencia total. En una nota más brillante para Djokovic fue el excepcional nivel de juego que exhibió en el primer y segundo set, reafirmando su condición de maestro de los partidos de alto riesgo.

Sin duda, el serbio disfrutó de su triunfo sobre el sensacional español, dadas las circunstancias que rodearon su partido. Djokovic no solo ingresó al encuentro como el no favorito, sino que también tuvo dificultades en la arcilla durante todo el año. Para aumentar su satisfacción, su oponente final resultó ser Casper Ruud. A pesar de las luchas actuales de Alexander Zverev y su pésimo récord contra los 10 mejores jugadores en partidos de Grand Slam, Djokovic hubiera preferido enfrentarse a Ruud en la final. A diferencia del noruego, el alemán posee armas formidables que pueden crear problemas en un buen día y, de hecho, Zverev había frustrado previamente el sueño de Djokovic (por el Golden Slam).

Incluso para un jugador con un historial impresionante como Djokovic, asegurar otra victoria en París tiene un significado tremendo. No solo lo impulsaría a liderar la carrera por la mayor cantidad de títulos de slam, sino que también recuperaría el primer puesto en el ranking ATP. Además, una victoria le otorgaría la distinción de ser el primer jugador en la historia en triunfar en cada uno de los cuatro slams al menos tres veces.

El #3 del mundo tuvo un golpe de fortuna con ciertos resultados y experimentó momentos de suerte en su camino para ganar sus títulos 21 y 22 en Wimbledon 2022 y el Abierto de Australia 2023, respectivamente. Esta tendencia incluso continuó durante esta campaña del Abierto de Francia. Sin embargo, es fundamental reconocer que se ha ganado este golpe de suerte en los slam. Si no hubiera sido por su desafortunado incumplimiento en el Abierto de Estados Unidos en 2020 o la descalificación en el Abierto de Australia en 2022, ya estaría liderando el grupo en la carrera por la mayor cantidad de victorias.

El adversario más formidable del jugador de 36 años este domingo será el peso de las expectativas. Será fascinante observar si la perspectiva de superar el récord de la mayor cantidad de títulos de Grand Slam, y potencialmente convertirse en el primer jugador en superar los 22, afectará su desempeño. La última vez que enfrentó una presión de una magnitud similar fue en 2021 cuando experimentó contratiempos en su búsqueda del Golden Slam y el Calendar Slam. En particular, sufrió derrotas ante Alexander Zverev en los Juegos Olímpicos de Tokio y Daniil Medvedev en el Abierto de Estados Unidos, lo que desvaneció sus esperanzas de lograr esos hitos históricos.

El momento de Casper Ruud no podría haber sido más impecable, ya que mostró su mejor forma de la temporada en las semifinales del Abierto de Francia contra el ex número dos del mundo, Alexander Zverev. Ruud mostró un dominio absoluto, reclamando rápidamente la victoria en sets seguidos e incluso asegurando un 6-0 en el tercer set, con un rotundo marcador de 6-3, 6-4, 6-0.

Es posible que Novak Djokovic haya hecho más apariciones (9) en el partido por el campeonato a nivel de Grand Slam que cualquier otro jugador desde el comienzo de la temporada 2020, pero el noruego se ha desempeñado tan bien como cualquier otro en los recientes slams. Llegó a la final en dos de los últimos cuatro, pero no pudo poner sus manos en el trofeo cuando Rafael Nadal lo detuvo en el Abierto de Francia y Carlos Alcaraz en el Abierto de Estados Unidos el año pasado.

El jugador de 24 años se ha enfrentado a importantes desafíos cuando se trata de competir contra los mejores oponentes y de jugar en partidos de alto riesgo. De sus 17 encuentros anteriores contra los 5 mejores jugadores, solo logró asegurar la victoria en tres, lo que indica una lucha considerable en tales enfrentamientos. Estos números son particularmente decepcionantes si se tiene en cuenta la posición más alta de su carrera en el puesto #2. Además, vale la pena señalar que no ha tenido éxito en todos sus partidos de campeonato en torneos más allá del nivel ATP 250. Estas limitaciones sugieren que es posible que necesite refinar aún más sus habilidades y fortaleza mental para sobresalir contra oponentes de élite y en grandes partidos.

Independientemente del resultado en la final del Abierto de Francia este domingo, el #4 del mundo, sin duda, partirá de París con una sensación de satisfacción, después de haber superado las expectativas en las canchas de arcilla. A principios de año, enfrentó dificultades contra jugadores como Guido Andreozzi y Taro Daniel, y experimentó una derrota desmoralizadora ante Matteo Arnaldi, donde perdió 15 puntos consecutivos durante una derrota en sets corridos sobre arcilla hace menos de dos meses.

“No llegué a Roland Garros pensando que era favorito para llegar a la final. De nada. Estaba tratando de pensar en un partido a la vez y ver cómo iba a partir de ahí. Obviamente, yo pensé entonces que me encantaría estar de vuelta en la final como el año pasado, y yo (estaba) siempre pensando en tratar de defender este puesto final del año pasado, pero aquí estamos, dos semanas después. Han sido dos semanas muy divertidas aquí en París, tan divertidas como el año pasado, y espero que la tercera vez pueda ser la vencida para mí", dijo después de asegurar su lugar en la final de este domingo.

Si bien los logros de Casper Ruud merecen reconocimiento, es poco probable que Novak Djokovic encuentre al mismo Ruud como una fuente de miedo. Sin embargo, la vista de los característicos pantalones a rayas Yonex de Ruud puede traer algunos recuerdos a Djokovic. En 2015, Djokovic sufrió una derrota desgarradora en su intento de ganar su primer título del Abierto de Francia contra Stan Wawrinka, quien casualmente vestía pantalones a rayas Yonex. Este momento en particular se volvió icónico cuando Wawrinka llevó con orgullo tanto el trofeo del Abierto de Francia como los cortos memorables a la conferencia de prensa. Si bien los pantalones en sí mismos pueden no tener una influencia directa en el próximo partido, pueden servir como un recordatorio nostálgico de la decepción pasada de Djokovic en París.

Enfrentamientos entre sí: Novak Djokovic lidera 4-0 (8-0 en sets). Casper Ruud carece del arsenal de armas y la capacidad de intimidar a jugadores del calibre de Novak Djokovic. En consecuencia, sus posibilidades de representar un desafío significativo para Djokovic en este encuentro se consideran mínimas, especialmente si el serbio se mantiene físicamente en forma durante todo el partido.