¿Dónde queda el aficionado?
La gestión económica de Justino Compeán ha sido sobresaliente. La selección mexicana se posicionó como uno de los productos más rentables de nuestro país. Sin embargo, el dinero lo volvió loco y cuando abrió los ojos se dio cuenta de que la pérdida puede ser mayor. Se estima que la Federación Mexicana de Futbol perdería apróximadamente 600 millones de dólares si la selección no asiste a Brasil 2014.
Pero lo que no se toma en cuenta es cuánto pierde el aficionado. Ese aficionado que compra la playera. Ese aficionado para el que un Mundial significa reuniones familiares, polémicas en el trabajo, en fin, toda una fiesta.
