El orgullo de Rosario

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Horacio y Celia daban lo que fuera por sus pequeños, Rodrigo, Matías y Marisol, pero había algo especial en Lionel, un semblante serio pero inocente, tímido y con un considerable problema físico. La pareja de rosarense de humilde orígen, se dio cuenta de que el talento innato de su pequeñito especial, estaría siendo interrumpido por su deficiencia hormonal de crecimiento. Newell's no podía pagar por un tratamiento de 900 U.S.D por mes, y River tal vez, se arrepiente enormemente de no haber querido hacerlo en su momento. Carles Rexach en cuanto lo vio jugar, les invitó a nombre del Barcelona, a mudarse a España y con esto, pagar el tratamiento de Lio a cambio de que este se enlistase en las filas del club culé.
a3c7f64b821495049fcd88826573c5abHoracio aceptó y se empezó a escribir una de las historias más gloriosas del club catalán. Con 13 años, un siempre serio Messi comenzó a jugar en divisiones inferiores, destacaba y de sobremanera, con decir que era sobresaliente teniendo a Cesc Fábregas como compañero, quien desde niño fue un prodigio, pero Messi era distinto, parecía que no se podía concentrar en nada más que en el balón rodando al empujarlo con sus pies. Poca gesticulación, vagas sonrisas, mirada baja, concentrado y metódico. Las personas personas se empezaron a cuestionar sobre Lio, sobre lo que hace en el campo y lo que demuestra en conferencias de prensa o entrevistas, pues está claro que al Argentino no le gustan las cámaras y micrófonos, le incomodan, lo hacen bajar la cabeza, tocarse la frente, rascarse la nariz y desviar la mirada mientras en un tono bajo, tropezado y prácticamente inaudible da la entrevista.