Primer partido de la Selección Mexicana de futbol de cara al Mundial de Rusia 2018, donde hubo pocas cosas rescatables para que Osorio empiece a construir un equipo digno que participe en la justa más importante de este deporte. A continuación algunas de ellas.
Nivel futbolístico
Vamos a lo que nos importa, el nivel de juego que mostró el equipo y los jugadores. De entrada empecemos por la portería, donde Rodolfo Cota no tuvo nada de acción y así es difícil que tenga una buena actuación, ni hablar; de la defensiva podemos decir lo mismo porque el rival nunca generó peligro en el área de México y todos estuvieron relajados, nada que aportar la verdad, es más, mejor aportaron a la ofensiva anotando el gol del triunfo; la media cancha lució activa con las participaciones de Jorge Hernández y Jonathan Dos Santos, que a mi parecer, éste último fue uno de los que mejor lució al mostrar un nivel no tan disminuido tras su retorno de Europa para irse a la MLS.
La parte ofensiva estuvo participativa, sí, pero no fue contundente, tanto Vela como Aquino e incluso Gallardo (¿colocado de lateral?) no fueron certeros al momento de centrar o asistir, Henry Martín tuvo disparos pero ninguno fue cercano a gol. Eso sí, irónicamente, fue el central Hugo Ayala quien anotó el gol y puso dos pases filtrados aéreos para Jona y Vela que los dejó solos frente al marco de los europeos para confirmar el talento que posee el defensa de Tigres.
El negocio de siempre
Lo que sí fue bueno, entre comillas, es ver a la afición de México darse cita a un partido amistoso y llenar casi un estadio. Lo digo entre comillas porque a pesar de seguir siendo uno de los ingresos más fuertes que tiene la Federación Mexicana de Futbol para sus arcas, se deja de lado el espectáculo ofrecido a las personas que pagan un boleto para poder presenciar un juego agradable. Al final el ambiente lo hacen más los mismos aficionados que los 22 deportistas en el césped.
Pero bueno, cada quién es libre de entretenerse con lo que quiera y como sea, pero también como espectadores que pagamos por un servicio de ocio, después de todo, es válido exigir mejores rivales y mejores juegos para el equipo tricolor.
Lo que aprendimos
Aprendimos que este partido deja varias cosas muy claras a mi entender. La primera es que siento que no era necesario ver jugar a gente como Aquino, Jorge Hernández, Ayala o Jona dos Santos, quienes están más que probados y sólo se exponen a una lesión.
Por otro lado, el juego me confirma el franco peligro para una futura convocatoria de gente como Vela, Elías Hernández, Alanís, Martín e incluso Gio dos Santos, quienes salieron más raspados, aunque tampoco vale crucificarlos tanto por un partido donde los pones a jugar por vez primera juntos, y menos ante un rival de poca exigencia.
En cuanto a las rotaciones de Osorio, ya vimos que experimentó de nuevo y estoy seguro lo seguirá haciendo hasta el Mundial, mejor acostumbrémonos, ni modo.
Otra anotación del encuentro es lo que comentaba párrafos arriba, usar este tipo de partidos para sacar raja, como popularmente se dice, y únicamente obtener ingresos financieros. Si se pensara detenidamente en las necesidades del TRI, de la afición y no sólo de los directivos de la Federación, estos “partidos moleros” ni siquiera existirían, y así el equipo nacional no estaría tan desgastado y «manoseado» a la hora de llegar a las justas internacionales.
Esperemos a ver los próximos partidos de México ante Islandia y Croacia en fecha FIFA, donde los equipos podrán contar con sus máximas figuras y empezar, ahora sí, la preparación final antes del Mundial.