Lo malo
Futuro incierto
Si bien fue toda una fiesta impulsada por el ánimo carnavalesco de los cariocas, los Juegos llegaron en un momento no esperado por los organizadores. A tan sólo unas semanas de iniciar el magno evento deportivo, se declaró estado de calamidad en la Ciudad de Janeiro, impactada además por la crisis política y económica de un estado en recesión y con las protestas de la población a punto de estallar.
Ahora, después de los Juegos, la situación social en Brasil será más latente a las protestas y cuestionamientos de la deuda que dejó organizar la cita deportiva, si las instalaciones deportivas serán abiertas al público y si valió la pena sacrificar tanto por 17 días que podrían convertirse en años de déficit para la nación sudamericana, sólo el tiempo lo dirá.
Desconfianza en aumento
Antes de comenzar la justa deportiva, hubo problemas con la Federación Rusa de Atletismo por los casos de dopaje detectados en varios atletas, por lo que la Federación Internacional de Atletismo suspendió a Rusia de toda competencia en la disciplina por un año, tomando en cuenta los Olímpicos de Río 2016.
El caso dejó abierto un sin fin de problemas y desconfianza hacia las federaciones y hacia la Agencia Mundial de Dopaje por la tardía reacción a un conflicto común en cada ciclo olímpico. Además, durante el desarrollo de los Juegos, hubo cinco casos de doping, en natación y levantamiento de pesas.
Situación lamentable que cada vez se hace más constante, recientemente con la descalificación de los deportistas rusos para los Paralímpicos por parte de la Corte Arbitral del Deporte debido precisamente al antecedente de dopaje en los atletas rusos.
La delegación mexicana
Para terminar está la participación de la Delegación Mexicana en estos Juegos Olímpicos, donde se esperaba mejorar lo hecho en Londres 2012 y que simplemente no se pudo. Cuestión de malos momentos, de quedarse a nada de subir al podio o caer en las finales y conformarse con la plata; lo que sí es cierto es el problema que explotó con estos resultados y que tiene involucrados a todos los que competen en el deporte profesional en México.
Con sólo cinco medallas para México en l ajusta veraniega, el deporte en el país está en uno de sus momentos más críticos, pues Alfredo Castillo, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, dispuso su renuncia luego de los conflictos con las federaciones, el retiro de apoyos a deportistas y de acreditaciones para personas cercanas a él y no para los atletas, aunado al pobre desempeño de disciplinas que prometían más como tiro con arco, clavados y futbol.
El problema no es que se haya originado con los Juegos de Río, no, el problema es viejo y es el mismo de siempre entre las autoridades deportivas del país, donde los más afectados son los atletas. Si México quiere mejorar en el ámbito del deporte debe tomar responsabilidades, acatar sanciones y ver Río de Janeiro como parte aguas para bien del futuro deportivo en la nación.