Conclusión

Evidentemente hay más contras que pros de la gestión de Juan Carlos Osorio, quien en un par de años ha pasado de un sonriente Técnico, a un hombre alejado de las luces y con rostro cabizbajo, aunque esa historia ya la hemos visto en cada proceso mundialista, en el banquillo más complicado del fútbol mexicano.

Osorio ha querido reinventar el fútbol de selecciones sin mucho éxito, las condiciones no están dadas para ello, y por eso ha tenido que tragarse tantos fracasos justo cuando los reflectores le apuntan.

A final de cuentas, México clasificó con la mano en la cintura y los veremos en tierras europeas el próximo verano, donde con todo y la efectividad goleadora y con todo y los inventos estratégicos, el TRI terminará teniendo una actuación similar a la de otras copas mundiales, ya que sigue sin alcanzar para más. Bienvenidos al lugar común.