La agencia libre en la NBA ha comenzado y vaya de qué manera, pues la bomba fue soltada demasiado pronto con la noticia que LeBron James firmó con Los Angeles Lakers por un contrato de 154 millones de dólares en cuatro años. Todos sabíamos que la noticia del mercado en el basquetbol este año sería por quién firmaba James, pero esperábamos más drama, como sea la mesa está puesta para que la duela arda así que veamos qué tal luce el escenario para “El Rey”, su nuevo equipo y la liga en general.
La pieza que faltaba
Desde hace algunas temporadas atrás que los Lakers están en proceso de reconstrucción para volver a los primeros planos de la NBA y lo han hecho muy bien desde mi punto de vista manteniendo una plantilla sumamente talentosa y bien dirigida, pero joven todavía, sin experiencia y con muchos años por delante para alcanzar la élite del deporte ráfaga y no es que la directiva de los angelinos quiera soslayar el orden natural de los cambios, pero sí apresurarlos y adelantarlos lo más que se pueda, es por eso que la búsqueda de la piedra angular de la nueva camada era tan importante para ellos y al fin la encontraron en LeBron.
James viene a caer como anillo al dedo en la plantilla de Los Angeles, no solo porque será el que aporte el basquetbol que le hacía falta al equipo sino por la experiencia y liderazgo que transmitirá a jóvenes promesas como Kyle Kuzma, Brandon Ingram y Lonzo Ball, que dicho sea de paso mantienen una buena relación más allá de los casilleros, por lo que jugar al lado de LeBron será como un sueño hecho realidad para estos muchachos y los motivará para llegar al siguiente nivel. Además al equipo se unen JaVale McGee y Rajon Rondo con la posibilidad de traer a más jugadores del mismo o mejor calibre.
En tierra de gigantes
No hay duda que los Lakers mejorarán bastante en su nivel de juego con la ayuda de LeBron y que incluso puedan acceder a playoffs la próxima campaña, pero la cuestión aquí es si les alcanzará para batir a rivales como Houston, Oklahoma, San Antonio o los mismísimos Warriors, ya no digamos en postemporada sino en los partidos de temporada regular, porque seamos sinceros, el mejor nivel de baloncesto se encuentra en la conferencia Oeste, así lo indican los números con cinco títulos para las quintetas de esa conferencia de los últimos seis campeonatos disputados, el único caso para el Este fueron los Cavaliers, precisamente comandados por “El Rey” en el 2016.
Con esto quiero decir que la competencia para James será la más reñida de su historia, simplemente ganar su división será todo un hito y avanzar hasta unas hipotéticas finales se ve muy complicado por ahora con el equipo que tiene, ya veremos si las piezas que se agreguen aclaran un poco el panorama para Lakers.
A correr el riesgo
Es una apuesta seria para el conjunto comandado por Magic Johnson, pero a la vez muy riesgosa, ya que como dije antes lo que más se quiere en Lakers es volver a la cima del basquetbol lo más pronto posible, pero en ese apresuro puede estar el error y si no se cuidan bien los movimientos de las piezas pude irse todo por la borda, ojalá no sea así y podamos ver al menos en primera instancia un conjunto competitivo que sea digno de representar su propia historia. Por lo demás podemos concluir que el traspaso de LeBron tiene dos caras de la moneda: la buena en la que los angelinos están listos para volver a triunfar con su arribo y la otra es la que ve la liga y la que vemos todos, ya que con esto queda más que evidenciado que existe un desbalance muy grande entre las dos conferencias porque al irse James de los Cavs y por ende del Este, ese lado queda desprovisto de una figura tan significativa como lo es el alero 23; ahí la crisis por la que la NBA atraviesa y que aún no es muy grande, sin embargo también es una oportunidad para que los equipos y jugadores del lado Este demuestren que pueden brillar y trascender ahora que la sombra de LeBron ya no está encima de ellos, veremos si un Porzingis, Antetokounmpo, Oladipo, DeRozan o el mismo Kyrie Irving toman su lugar y se convierten en el nuevo rey de la zona o por qué no de toda la liga.