A mediados de la temporada pasada, en un encuentro contra el Valencia (y después de haber tenido que ganarse la titularidad y la confianza de su técnico, José Mourinho) el capitán del Real Madrid se lesionaba. Su club decidía fichar por 4 millones de euros a Diego López que en ese momento no llegaba a asentarse en la titularidad del Sevilla. López sorprendió al Madridismo con su eficacia y sus detalles de calidad. La portería del Bernabéu volvía a estar segura.
Pero cuando Casillas se recuperó el debate volvió a abrirse: ¿Iker Casillas o Diego López? ¿El doble campeón de Europa y del mundo o el que se había ganado una plaza por méritos propios en el equipo?¿El veterano o el flamante recién llegado? Mourinho no dudó, y mantuvo su confianza en Diego. Sin embargo, el seleccionador español Vicente del Bosque decidió apostar por Casillas en la Copa Confederaciones, a pesar de su irregular temporada. Iker cumplió en Brasil, regalando buen fútbol; pero el capitán distó de la imagen vencedora que había ofrecido en otros campeonatos, especialmente en la tanda de penaltis que disputó contra Italia.