El Consejo Mundial de Lucha Libre celebró un nuevo Homenaje a Dos Leyendas en la Arena México, coronándolo con un combate de cabelleras entre Ángel de Oro y Niebla Roja contra El Terrible y La Bestia del Ring.

La contienda se inclinó hacia un solo lado; El Terrible fue el maestro de orquesta de toda la batalla, pues La Bestia del Ring carece completamente de su carisma y popularidad.

Este apoyo recibido es un gran mérito pues el Ingobernable Mayor, Rush, no estaba con ellos; se encontraba en Ring of Honor luchando contra Bandido y luego haciendo el ridículo al tratar de dialogar en inglés con Dalton Castle (quien no dejó de sabrosearlo con la mirada).

Los Hermanos Chávez no son ídolos

Mientras tanto, en el Coloso de la Doctores, Niebla Roja y Ángel de Oro demostraron que nada más sirven para hacer gritar a las féminas que pagan un boleto para ver sus carnes (no a verlos luchar) porque luchísticamente ofrecen muy poco: parece que luchan en cámara lenta.

La Arena México dejó en claro a quién apoyaba esa noche: cada que los hermanos Chávez intentaban tomar la iniciativa, un enorme abucheo se hacía escuchar; cada que Los Ingobernables aplicaban alguna marrullería, el público vitoreaba.

Este combate debe quedar como el ejemplo perfecto de lo que significa el concepto de Los Ingobernables; pocas veces en la historia de esta facción se había desarrollado una lucha tan ilustrativa.

¿Qué es ser un ingobernable?

Muchas facciones poseen ideas o conceptos que sólo viven en la boca de sus luchadores, sin que el público asimile o abrace las ideas con naturalidad, como La Hermandad 187 (de Nicho el Millonario y Joe Líder) o Los Bizarros del Cibernético.

Rush intentó crear una tercera vena en la dicotomía rudos y técnicos; ni son rudos, ni son técnicos, son ingobernables. ¿Pero qué significaba eso? El Toro Blanco lo condensó en una idea muy clara: no se trataba de ganar, sino de humillar al rival. Lo que decidiera el réferi quedaba en segundo plano.

Llevar esta idea a todos los Viernes Espectaculares de Arena México era cosa fácil; pero cristalizarlo en una lucha de apuestas (el último resquicio que todavía genera expectativa en muchos aficionados) es un mérito enorme.

Los Hermanos Chávez ganaron perdiendo

Después de dominar toda la batalla, una desafortunada lesión en el hombro justo en el clímax de la lucha hizo que El Terrible no pudiera continuar. Ángel de Oro aprovechó la circunstancia y aplicó una francotirador todo chueco y así ganó.

Por la forma en la reaccionó el público, parecía que la victoria había sido para los Ingobernables; los abucheos casi unánimes se dirigían a los hermanos Chávez a pesar de alzar los brazos con las cabelleras de sus rivales.

Tal fue la respuesta que El Terrible se atrevió a subir al esquinero para recibir los aplausos del público, a pesar de haber caído derrotado. El concepto de los Ingobernables se consagró por completo esa noche.

Por eso la victoria de Niebla Roja y Ángel de Oro no es digna; fue una desgraciada casualidad lo que les abrió la puerta a la victoria y el público les hizo ver quiénes eran los verdaderos ídolos esa noche.