Héroe. Christian Benítez (América)
Nuevamente volvió a demostrar que es el alma de los azulcremas. Con dos goles en la Ida y uno en la vuelta, Benítez condujo a su equipo a una nueva final, algo que llevaban esperando los aficionados desde hace 6 años. Con 17 anotaciones en todo el torneo incluido la presente Fase Final puede ser el ariete más peligroso en el duelo decisivo por el título.
Héroe. Javier Orozco (Cruz Azul)
Fue el encargado de suplir al lesionado Mariano Pavone en la eliminatoria y no desentonó. Su presencia sobre todo en el Partido de Vuelta fue fundamental para darle el tiro de gracia a Santos y llevar a Cruz Azul a una nueva final del futbol mexicano. Con dos tantos ante los guerreros, generará las dudas necesarias a Guillermo Vázquez para que pueda ser titular en el duelo cumbre del torneo.
Héroe. Christian Giménez (Cruz Azul)
El volante argentino gracias a su inteligencia catapultó a los suyos a otra Final. El Chaco fue el que aportó la imaginación e inteligencia que necesita su equipo para buscar el ansiado doblete. De seguir en ese magnífico nivel, dudo mucho que las autoridades de la institución azul no quiera prolongar su estancia en La Noria.
Villano. Rafael Figueroa (Santos)
Su error en el Partido de Ida en el Territorio Santos Modelo terminó por sepultar todas las aspiraciones de su escuadra. Debido a su deficiente forma al atacar una pelota que no tenía mayor complicación, el zaguero la incrustó en su propia puerta, generando que se extinguiera toda esperanza de una posible remontada.
Villano. José María Basanta (Monterrey)
Su inoportuna barrida a Rubens Sambueza fue la llave para que las águilas del América pudieran abrir el cerrojo regio. Su equipo pasó de tener que marcar un gol a dos, lo que complicó de más la situación. Sorprende que un jugador de toda su experiencia y que incluso ha sido seleccionado de su país, haya cometido tal error.
Villano. Carlos Darwin Quintero (Santos)
Durante toda la eliminatoria el colombiano no logró pesar y cuando por fin se dispuso a jugar, introdujo el esférico con la mano, lo que le valió salir expulsado cuando su equipo más lo necesitaba. De grandes condiciones, Quintero fue el hombre que tenía la responsabilidad del ataque guerrero, pero con su conducta infantil perjudicó a los suyos.