Desde aquellos tiempos en que se creó el G-14, organización que unió a los cubles más poderosos de Europa, se manejaba una teoría que, a primeras luces, podía sonar ridícula y poco probable, era aquella de independizar a los equipos que formaban parte de este grupo, desafiliarse de la FIFA y UEFA para organizar su propia liga, con ganancias propias que no tuvieran que pasar por «los verdaderos dueños del balón». Con la disulución de este grupo, que terminó siendo de 18 y no 14, dicha idea parecía haber quedado en el olvido, hasta ahora, cuando algunos equipos han comenzado a coquetear con la formación de la «Superliga Europea».
¿Será que ahora sí hay condiciones para ello? ¿Cuáles serían los pros y los contras? Veamos.