Para obtener logros importantes, un club de futbol requiere de grandes jugadores y estos, a su vez, necesitan ser guiados por un director técnico de igual o mayor nivel.
En estos momentos, el PSG parece tener resuelta una incógnita de esta sencilla ecuación. ¿Cuál es la pieza que le hace falta?
Los resultados, la funcionalidad y los ‘rumores’ -que más bien parecen verdades mal disfrazadas- apuntan a un solo hombre: Unai Emery.
Cursando apenas su segunda temporada, ¿el técnico español es el ideal para dirigir a Neymar, Cavani, Mbappé y compañía?
Cumplidor y poco más
A lo largo de su carrera, Emery no se ha destacado precisamente por ser un técnico ganador y de gran carácter.
Seamos sinceros, hasta antes de su llegada a París -ojo, incluso durante su gloriosa etapa en Sevilla, donde ganó tres Europa League- muy pocos aficionados fuera de España podían reconocerlo si se lo encontraban caminando por las calles de su ciudad.
Emery llegó al banquillo del PSG la campaña pasada sin haber levantado título local alguno. Quitando los tres trofeos continentales conseguidos en Andalucía, su carrera era la de un técnico cumplidor y poco más.
El conjunto galo es su segunda experiencia fuera de tierras españolas, teniendo como único antecedente un pobre periodo dirigiendo al Spartak de Moscú (julio a noviembre de 2012), donde pasó con más pena que gloria.
Aún así, el haber guiado a un equipo mediano de España al tricampeonato del segundo torneo más importante del continente bien le valía recibir un voto de confianza para probarse con un equipo que cuenta con los recursos más que suficientes para convertirse en una potencia.
Primer año decepcionante
Contando con jugadores como Cavani, Di María, Verrati y Draxler, entre otros, el PSG era el claro favorito no solo para ganar la Ligue 1, sino para hacerlo de forma apabullante.
No obstante, el cuadro parisino terminó la temporada en segundo lugar, a ocho puntos del Mónaco, un equipo conformado en su mayoría por jugadores jóvenes, con mucho talento sí, pero sin la calidad aún de la oncena del PSG.
Por si este fracaso fuera poco, el conjunto de Emery fue eliminado en cuartos de final de la Champions League ante el Barcelona, algo presupuestado si se quiere, pero lo imperdonable fue la forma en que ocurrió: ¡dejando ir una ventaja de 4-0!
Para tratar de ‘compensar’ la temporada, el PSG se llevó los dos títulos coperos que se juegan en Francia. Un logro de tercera importancia para un club con la aspiración de codearse con los más grandes del mundo.
Poco convencimiento
Tras no haber cumplido con las expectativas presupuestadas al inicio de la temporada 2016-17, la salida de Emery era algo que no sorprendería a muchos.
De hecho, el técnico vasco estuvo a punto de ser destituido por Antero Henrique, director deportivo del club parisino. Sin embargo, Nasser Al-Khelaïfi, el dueño, decidió darle confianza y armarle, para la presente campaña, un equipo de nivel mundial con la llegada de Neymar, Mbappé y Dani Alves.
Ahora, tras 10 fechas jugadas en la liga (ocho victorias y dos empates) y tres jornadas de la Champions (tres victorias), ni los métodos ni la gestión del técnico acaban de convencer a Antero Henrique, a pesar de lo que los números reflejan.
Cabe resaltar que el contrato de Emery vence en junio de 2018, y en él se estipula que solo se renovará si logra alcanzar las semifinales de la Champions.
Sin embargo, la presión parece estar rebasando al estratega de 45 años, pues ha sido duramente criticado por no saber manejar un vestidor lleno de egos y por no jugar los partidos importantes como debería hacerlo.
“Mantener la intensidad al cien por ciento no es fácil”, admitió tras empatar ante el Marsella en la fecha pasada. “Los jugadores son conscientes de la necesidad de estar al máximo nivel para ganar los partidos. Creo que hemos merecido ganar esos partidos [vs Marsella y Montpellier], pero es cierto que cuando los encuentros son más ajustados puede pasar que no ganemos”, señaló.
Mal manejo de vestidor
Pese a todo lo expuesto, el factor que más dudas causa sobre la continuidad de Emery al frente del PSG es su, hasta ahora, mal manejo del vestidor.
Si bien la nota más conocida es aquella disputa entre Neymar y Cavani por cobrar un penal, existen otras situaciones que reflejan una falta de capacidad para saber manejar los egos de los futbolistas.
Grzegorz Krychowiak, jugador polaco a quien Unai dirigió en Sevilla y lo pidió para el PSG, responsabilizó en gran parte al estratega por su bajo rendimiento durante la campaña pasada, mismo que lo hizo salir del equipo para esta temporada.
“Emery me dijo que tenía que jugar como Busquets y de inmediato comprendí que yo no era el jugador que quería para ese puesto. Hablé mucho con él, pero pensó que no tenía lugar en el equipo”, aseguró el ahora futbolista del West Brom.
Otro caso parecido es el del francés Hatem Ben-Arfa, a quien el técnico vasco tiene borrado. Llegados al mismo tiempo, el futbolista de origen tunecino pronto chocó con Emery, quien apenas vio su falta de implicación, le soltó en el vestuario: “Tú no eres Messi”, condenándolo a la inactividad durante los últimos siete meses.
Otros altercados con miembros de su equipo incluyen al argentino Di María y al francés Rabiot. El primero ha sido relevado a la banca por la incapacidad del técnico para encontrar un esquema táctico en el que sea compatible con Neymar por la banda izquierda. Mientras que el caso de Rabiot es sumamente particular, pues la madre del futbolista ha llegado a cuestionar y ‘ordenarle’ al técnico en dónde tiene que jugar su hijo.
Es por todas la situaciones antes planteadas que, al menos para un servidor, Emery ha demostrado no estar a la altura de las aspiraciones del PSG. Al interior del club parecen pensar lo mismo. Leonardo Jardim -actual DT del Mónaco- suena como la opción más viable para sustituirlo.