Silbantes acomodados

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Este aspecto pone a uno a pensar qué tan bien están desquitando su sueldo los «de negro» (que ya ni de negro visten), en especial, si tomamos en cuenta que esta generación es la que más ingresos percibe por poner orden en las canchas, es más, se habla de que un árbitro de Primera División podría embolsarse apróximadamente 100 mil pesos por silbar durante cuatro semanas, y no sé ustedes, pero yo no lo saco en un mes, por lo mismo, su labor debería ser impecable, y no se les pide que vean todo lo que sucede, pero sí llama la atención que se equivoquen en errores primarios o que anden inventando cosas que no vieron. Es más, volviendo al tema que ya tocaba previamente, cómo es posible que en otras épocas, el nivel fuera mayor a cambio de una paga no tan ostentosa como la actual.