Solidaridad

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En la Seleção no hay diferencias. Brasil no ganó la Copa Confederaciones por ser el equipo que más talento tenía dentro de la cancha, ganó por ser el que trabajó parejo. La ‘verdeamarelha' jugó como un verdadero equipo, en el que todos corrieron lo mismo y se sacrificaban por un mismo objetivo. Los futbolistas brasileños, impulsados por más de 70 mil personas, sofocaron a España y pelearon cada pelota como si fuera la última.
Scolari le dio una gran lectura a la semifinal entre Italia y España. Supo que para vencer a La Roja tenía que poblar el mediocampo y colocó un 4-2-3-1 en el Maracaná. Xavi, Iniesta y Mata jamás estuvieron cómodos. Siempre recibían de espalda a la portería de Julio César y estaban presionados por dos o hasta tres jugadores que impedían cualquier control, pase o disparo.