Un lado de la moneda

Un Figurón llamado Zlatan Ibrahimovic es un jugador de alta calidad pero podría ser el ejemplo al párrafo anterior, que pasa de equipo en equipo sin importar ser ídolo en una ciudad, entre unos otros que todos conocemos que visten las dos playeras que enlazan el clásico nacional o citadino del país, no existe identificación alguna, no existe ese plus de sentir una playera, y es por eso que la afición muchas veces no quieres estrellas, solo desea futbolistas que jueguen y se rompan el alma por su escudo y nosotros nos acordaremos de su dorsal. El amor al futbol nunca se debe terminar, el amor a unos colores siempre tiene que existir, es difícil ser un don Juan en tierra de Julietas.