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Hace unos días la mexicana Paola Longoria consiguió su título número 34 de forma consecutiva, demostrando una vez más ser la mejor raquetbolista del planeta… ¿Y?, a penas y la conocen en su casa, o ¿me equivoco?

El caso de Imagen Pública  de esta súper atleta requiere de un verdadero análisis, veamos ¿por qué?

Lo que la lógica dicta  es que los buenos resultados de un atleta serán directamente proporcionales a la fama y conocimiento de su persona. Es decir, que entre más títulos vaya consiguiendo, más conocido se irá haciendo. Suena razonable ¿no?

Por lo que una campeona mundial,  invicta desde  hace 6 años debería de ser la gran figura de una país  acostumbrado a la mediocridad deportiva como en nuestro  ¿A poco no?

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Ahora bien, una de las mayores distracciones de todos los mexicanos es el futbol, lo que orilla a los medios de comunicación a darle mayor importancia, por ser el que más ingresos les genera, dejando a un lado el deporte olímpico y aún más lejos al deporte amateur. Sumado a esto,  el presupuesto mínimo que tiene la Conade para estos deportes hace muy difícil el su apoyo.

Imagínense que pasaría si Paola fuera estadounidense, australiana o inglesa; sería una verdadera estrella apoco no.

Así que  quién es el culpable de la mala imagen de Paola ¿nosotros como espectadores?, ¿Los medios por no transmitirlos?, ¿El gobierno por no otorgar más dinero para el deporte?, ¿El futbol?

La verdad es que es de todos, de nadie y de ella misma.

Sí, si nosotros le pusiéramos más atención a otros deportes, los medios también.