Fue la favorita y lo consiguió, la selección francesa de futbol cumplió los pronósticos y se proclamó campeona del Mundial de Rusia 2018, pero qué hizo que los galos vencieran a una aguerrida y dura selección de Croacia con tanta claridad, veamos a continuación algunas de las claves del éxito de Les Bleus.

Defensa

Si hay algo que los grandes equipos priorizan es el trabajo en la defensa y de sobra ha quedado demostrado que si defiendes mejor que tu rival, la probabilidad de ganar se decanta de tu lado y eso fue lo que precisamente hizo Francia, su empeño en la línea defensiva fue tal que pudo soportar las embestidas de los mejores jugadores como Hazard, Lukaku, Modric e incluso Messi. Los balones cortados por Umtiti, Pavard y Varane fueron testigos de la entrega de estos jugadores además de los que encajaron en portería rival para ayudar a su equipo a conseguir las victorias, en resumen los galos tuvieron la mejor defensa del torneo, no sólo al permitir menos goles (6 junto con Bélgica) sino que en esa doble labor de defender y atacar encontraron su mejor arma sobre las demás selecciones que no la tuvieron o no supieron utilizarla adecuadamente.

Juego en equipo

Si defiendes bien y en la parte del ataque tienes contundencia no hay más que decir, juegas perfecto y la selección francesa dio cátedra de cómo hacerlo, pues las oportunidades generadas en el área de sus rivales terminaron en gol gracias a la serenidad de jugadores como Griezmann y a la explosividad de Mbappé, aunado a la labor de sacrificio que hizo Giroud sin importar haberse marchado sin gol siendo este el centro delantero del equipo, así como el trabajo de Pogba para conectar las líneas entre la defensa y la delantera. Cada jugador supo desempeñar su rol sin desesperarse por falta de protagonismo y así brindar equilibrio a la escuadra, en otras palabras, trabajaron en equipo para cumplir una máxima de este deporte para llegar al éxito.

Dirección

Detrás de un equipo campeón siempre hay un gran entrenador, porque sin la adecuada guía y estrategia llegar a la meta sería imposible de realizar y ahí es donde entra el mérito de Didier Deschamps como director técnico de la campeona Francia, quien nos dio una prueba de lo que su selección podía llegar a ser en la Euro, pero que fue en el mundial donde el estratega se consagró como la pieza indiscutible del éxito francés, porque supo guiar a una selección que estaba rota hace unos años atrás y conjuntó en el vestuario los egos más grandes y los convirtió en un sentimiento de compañerismo, por saber conducir a figuras jóvenes con madurez y responsabilidad en el juego y sobre todo por imponer su ley en los partidos de esperar al rival y contragolpear sin caer en la desesperación sabedor de las armas que poseía en la cancha, como él mismo lo resumió en conferencia de prensa al mencionar que el campeonato se debía a que ellos, los franceses, habían sido mejores que sus rivales, sin demeritar al combinado que tenía en frente, así de simple.