El torneo Clausura 2018 terminó y podemos sacar algunas conclusiones más allá del título que conquistó Santos, como por ejemplo la situación de Toluca, quien después de haber tenido una campaña casi perfecta se quedó sin premios. Repasemos cómo fue el torneo para el Diablo y qué calificación merece.

Otro líderato más

La campaña regular de Toluca fue perfecta, líder general de la competición por sexta vez en torneos cortos con una ventaja de siete puntos sobre su más cercano perseguidor que fue el América, y con el invicto de local. Con todo esto es imposible decir que fue una mala temporada para los Diablos Rojos, pues cada jornada se jugó para que al final del certamen obtuvieran las ventajas que otorgan ser el líder, pero como ya vimos eso a veces no siempre funciona en la siguiente etapa del torneo.

Tragedia en la Copa

En el torneo de Copa de la Liga MX tuvieron un gran paso hasta llegar a la final donde se vieron las caras con Necaxa en el Estadio Victoria de Aguascalientes. Todos recordamos la desgracia ocurrida en los minutos finales de aquel encuentro donde con un autogol de Toluca los necaxistas se coronaron en una de esas peculiares finales que no se ven muy seguido. Aunque algunas opiniones todavía desprecien el torneo copero, no hay duda que los equipos que compiten en el certemen le otorgan más importancia y perderlo en la forma como lo hicieron los mexiquenses es una verdadera tragedia.

Subcampeonato al doble

Después de haber perdido aquella final de Copa, el llegar a la final del torneo grande del futbol mexicano era un sinónimo de redención para el conjunto escarlata, pues cerraban en casa donde nadie pudo batirlos y con el empuje de su afición como aliciente para lograr el objetivo, pero las cosas se pusieron al rojo vivo e irónicamente no le salió la travesura al Diablo que terminó por perder el título en casa a pesar del esfuerzo mostrado hasta el final.

Conclusión

Los expertos dicen que para perder una final hay que jugarla, no hay mentira en ello y Toluca jugó dos finales y las perdió. No le quito merito al conjunto de Cristante y mucho menos al trabajo de él como técnico joven de meter a su equipo hasta la máxima instancia de la competición, porque recordemos que justo el torneo pasado pensaban en darle las gracias por su mediocridad futbolística y en poco tiempo cambió la cara de una escuadra sin corazón.
No obstante si Toluca se hace llamar uno de los grandes del futbol mexicano, y no digo que no lo sea porque de hecho lo es, entonces debe saber que el objetivo para estos clubes en cada competición de la que son partícipes es el campeonato, no menos. Así que el haber perdido dos campeonatos no puede ser más que fracaso para una institución de la envergadura del Toluca, la cual no gana un título desde el 2010 con el conteo de cuatro finales perdidas en siete años, dos de liga, una de Concacaf y una de copa. No digo que sean malos números, porque muchos de los clubes ya quisieran registrar esas cifras, pero el punto aquí es la importancia del club, su tradición y su historia que le tienen puesta la vara muy en alto al igual que su afición, la cual no aceptará otra cosa que no sea el trofeo de campeón. Porque solo llegando a las finales y perdiéndolas se construye la grandeza de un equipo, dijo nunca nadie.