Desbordante no es, más bien es un tiempista. Buen toque, colocación, la velocidad no es su fuerte pero no lo hace mal. Su olfato goleador lo distingue, es diferente, un futbolista de ataque sin ser un delantero nominal. Aunque tiene fuerza y potencia, es más cerebral y dinámico que desbordante y extremo. Lo definiría como un media punta natural, que gusta de entrar por las bandas enganchando hacia el centro del campo y distribuyendo juego o pegándole directo al marco. Es jugador distinto, sí…pero su nivel siempre quedará en duda.

Y es que fuera de sus golazos en Chivas, el Oro en Londres 2012 y las buenas con el Cruz Azul, Fabián ha quedado a deber en nuestra liga, sobre todo a su club, Chivas. El cariño de la gente lo tiene, la confianza de los técnicos se la gana y además, todos sabemos que Marquito cuando ha querido, ha podido.

Ahora que se encamina a una liga más competitiva, con un fútbol superior al que ha practicado toda su vida, nos viene a la mente esta pregunta ¿Para qué está Marco Fabián en el Frankfurt?