El Chelsea, desde la llegada de Roman Abramovich, se ha caracterizado por exigir resultados, sobre todo campeonatos importantes, por ello, se sabía anticipadamente la salida de Antonio Conté como director técnico, sobre todo porque después de hacer campeón al Chelsea en la Premier League, llegó a la disputa de la Orejona como favorito a ganar su grupo.
Sin embargo, y a pesar de haber superado al Atlético, en el “grupo de la muerte”, no sucedió así con la Roma y tuvo que conformarse con el segundo lugar, y así enfrentar al Barcelona, al cual le dio batalla en Octavos pero al final, la falta de contundencia llevó a su eliminación.
Desde ese momento, el destino del italiano estaba decidido y más con el quinto puesto en la Premier que lo dejaba fuera de la Champions, a pesar de que peleó hasta las últimas jornadas por estar en la máxima competición europea y a pesar de que consiguió la FA Cup, el rango del trofeo también vale, y si no conseguía la Champions, como mínimo se le exigía pelear hasta el último momento la liga, lo cual sin duda causó su despido.
Por lo anterior, llegó Maurizio Sarri, procedente del Napoli, quien logró la campaña más exitosa de la historia del club en cuanto a puntos logrados con 91, sólo cuatro por detrás de la Juventus, a quien le puso resistencia y razón por la cual, el magnate ruso solicitó sus servicios para mejorar no sólo los 70 puntos del club londinense, sino evitar que vuelva a haber una distancia de 30 puntos entre el campeón y su equipo, y asimismo que pueda pelear por el título para volver a la Champions League que ya ganaron en 2012 y que se tiene como proyecto volver a competir en ella en la temporada 2019-2020, con un estilo ofensivo.

El Chelsea de Conté

No tuvo un inicio fácil al mando de los Blues, ya que sólo sumó 13 de 21 puntos posibles en su primera temporada con la formación 4-2-3-1, siendo derrotado por Liverpool y Arsenal contundentemente, por lo que se replanteó el parado táctico y empezó a usar el 3-4-3 que lo hizo impenetrable en defensa y con gran llegada al ataque con carrileros y extremos bien abiertos, lo cual permitía que mientras los carrileros doblaban por fuera, los jugadores creativos como Hazard irían hacia el interior y atacaban con más número y fuerza, aprovechando los espacios exteriores y usando al centro delantero como amenaza a los defensores centrales.
Mientras tanto, en el medio campo, los dos medios que se dedicaban a la recuperación y con Kanté como figura llegada del Leicester campeón, hacían la labor no sólo de repliegue ante un contragolpe, ya que mientras uno contenía la embestida rival, el otro podía irse a la banda, formando una línea de cuatro defensores o bien, uno de los centrocampistas podía suplir la labor de algún central exterior que decidiera avanzar, razones por las cuales era impredecible el rival el parado de los Blues ante tanto cambio, el cual incluía una regularidad en los medios defensivos, ya que uno siempre se quedaba en la zona si el otro la abandonaba.
Su sistema tenía contundencia en el área rival, efectividad en las transiciones y solidez defensiva, sin embargo, no había sido probado fuera de la isla y con rivales como Barcelona, tuvo que cambiar, metiendo tres medios al centro y quitando un delantero, de los tres con los que contaba, dejando a jugadores que llegaban de izquierda como Bakayoko y Marcos Alonso para buscar cerrar las jugadas que llegaban desde la derecha, definiendo las mismas en las inmediaciones del área, pero este parado táctico también dejó espacios y no fue letal.

¿Qué ofrece Sarri?

El juego de Sarri es muy dinámico, iniciando con un 4-3-3 pero que brinda diferentes opciones tanto a la defensiva como a la ofensiva, ya que tuvo 77 goles a favor con Napoli contra los 62 de Conte con los Blues, mientras que en defensiva los Blues permitieron 38 goles y los napolitanos sólo 29, creando un equilibrio casi perfecto.
Por un lado, a la defensiva adelanta para disminuir el espacio entre líneas, reduciendo así el campo de juego del rival para recuperar más fácilmente el balón, requiriendo mayor esfuerzo físico y provocando hacer más pases por partido, arriba de 600, para ayudar tanto a defenderse con el balón como a crear con el mismo.
Sin duda, llevarse a Jorginho fue un acierto enorme, ya que ayudará mucho como enlace entre defensiva y ofensiva de los Blues, apoyado por Kanté para recuperar balones y con Marcos Alonso volando por la lateral, además, el equipo napolitano siempre priorizaba el toque raso, dándole salida desde la izquierda, haciendo paredes entre sus triángulos letales, ya sea por izquierda o derecha, siendo el triángulo de jugadores de la izquierda, el que daba prioridad a distraer con toques entre dos jugadores para lanzar otro a velocidad; mientras que en el costado derecho, era el que iba a profundidad, quien distraía a los defensores para que los demás avanzarán, los rivales nunca sabían a quien marcar.
Sin embargo, la debilidad de este equipo y que tendrá que perfeccionar con Chelsea es cuando baja la intensidad, la cual hacía que Napoli permitiera más goles en esos lapsos y así, es difícil que se ganen campeonatos.

Conclusión

Sarri deberá hacer los ajustes necesarios en su plantilla, ante la posible salida de Courtois y Hazard al Real Madrid y de Willian, quizá al Barcelona; el amante lector de Vargas Llosa debe tener en cuenta que llega a un fútbol en donde la competencia no es de dos, sino de cinco o seis al título, un fútbol más abierto que el italiano y por lo mismo deberá cuidar mucho la defensa, sino, podría salir vapuleado por equipos como Liverpool y Manchester City, potentes en velocidad; pero en ofensiva, que se cuiden, ya que el mismo Guardiola expresó su admiración por “La Máquina de Sarri”.