Todavía recuerdo aquellas tiernas épocas donde en donde las transferencias de Zidane o Figo se llevaban las tapas de los diarios al realizarse por cantidades históricas en el fútbol moderno, después vimos el transfer de Kaká, Cristiano Ronaldo, Higuaín, Pogba, etc., y poco a poco las cifras fueron aumentando pero no de manera proporcional a la calidad de los futbolistas transferidos, hasta aterrizar en el ridículo que estamos presenciando este verano, donde con una facilidad escalofriante se habla de 220 millones por un jugador como Neymar, 180 por un juvenil de 18 años o hasta 70 millones por un delantero nada fuera de lo común como Lukaku.

El mercado se ha inflado de forma increíble y dicho aspecto puede tener repercusiones importantes. Veamos qué es lo que acarrea y sus posibles soluciones.